¿Valores corporativos?
Hablar de valores corporativos en una época marcada por la absoluta orientación a generar resultados de corto plazo para satisfacer a los Directorios o Juntas de Accionistas es un tema delicado.
Pero para eso estamos los consultores, para evidenciar aquello que todos saben pero no dicen.
Hace dos semanas conversaba con un joven empresario del rubro de confecciones en Bolivia, quien tiene un negocio formal. Paga sus impuestos, contribuciones sociales, tiene a todas sus operarias en planilla, y se preocupa por el bienestar de su personal.
Me contó como una transnacional que quería adquirir sus productos le envió una carta compromiso en la que él debía declarar que su empresa cumplía con todas las regulaciones antes mencionadas. Hasta allí, una práctica de clase mundial.
El problema surgió cuando se reunió con el comprador, quien le señaló que tenía muchos otros proveedores informales que le habían cotizado el mismo producto a un menor precio, así que debía ajustar su propuesta.
Menos mal, el joven empresario tomó la acertada decisión de no venderles. Habrá otros negocios con clientes que realmente valoren la calidad de sus productos, y la seguridad de comprarle a una empresa formal.
Me pregunto si ese comprador conoce los supuestos valores de su corporación. Porque no hay duda de que un proveedor que cumple con todos los requisitos exigidos en la carta compromiso no puede competir con un proveedor informal.
¿Qué sucedió? Simple, muchas corporaciones dicen tener valores que en la práctica no cumplen. Reducción de costos, seguridad, personal motivado y comprometido, y máxima rentabilidad, son variables que chocan entre sí.
Me tocó dictar un taller a jefes y supervisores de una gran empresa en Centro América. En una esquina del salón había un a poster con el perfil de una persona en actitud victoriosa, y debajo una frase que decía: “Nuestro personal…. el valor más importante.”
A los 10 minutos de iniciado el taller, un participante me preguntó si podía voltear ese poster porque su vista era ofensiva. Increíble, pero cierto. Cuando empezaron a contar las cosas que sucedían al interior de la empresa, yo mismo lo voltee.
Hace algunos años, organizando una conferencia empresarial en San Salvador, decidimos que Ken Blanchard hablaría sobre Liderazgo Situacional II, a mí me tocaría Negociación, y el tercer consultor decidió hablar sobre “Administración por Valores”.
Traté de convencerlo de que no lo hicieran, porque muchos de nuestros empresarios en la región todavía no estaban listos para este tipo de administración, pero insistió en que ese era el tema que quería exponer.
Cuando el consultor contó la historia del entrevistado para la posición de Gerente Comercial, que en la entrevista sacó un CD del bolsillo del saco y dijo que si lo contrataban les entregaría el CD conteniendo información de su competencia, incluyendo listas de clientes, estructura de precios, estrategias comerciales etc; dos participantes en el auditorio gritaron a viva voz: ¡¡¡Lo contrato!!!
Esta historia está en el libro “The Power of Ethical Management” escrito por Ken Blanchard y Norman Vincent Peale.
Cuando la contamos en los talleres y preguntamos a los participantes ¿que responderían ellos?, la mayoría de personas contesta que de ninguna manera “porque si ya lo hizo una vez, también te lo va a hacer a ti”.
Lamento decirles que esa no es una decisión de valores, es una decisión de conveniencia.
La respuesta es No porque no es ético y punto.
¿Estamos listos para tomar decisiones basadas en valores? Probablemente no. El debate está abierto.
- Rentabilidad y Marketshare = Esquizofrenia - 30 noviembre, 2022
- El “sistema” de la negociación laboral - 29 noviembre, 2022
- La Negociación Logística: ¿Quién tiene el lapicero? - 3 julio, 2022
En efecto Eduardo, este es un tema actual y según mi parecer no va mejorando. Las empresas buscan el resultado y para ello casi todo vale. Lo peor de todo es que muchas veces es el mismo Directorio el que instruye de manera no ética. En esos casos, estamos acaso en épocas para que un ejecutivo haciendo gala de su ética impecable y coraje, decida actuar de acuerdo a principios y desacate órdenes de sus superiores? Alguien va a valorar esa actitud y rescatar a este valeroso empleado del mundo de los desempleados?
22 mayo, 2016 at 10:40 pm
Gerd, el tema es muy delicado. Conozco gente que ha optado por ambos caminos. Uno es renunciar frente a un comportamiento poco ético de sus propios jefes, en cuyo caso vivirás tranquilo, y buscarás trabajar para otra empresa que valore este tipo de comportamiento. El otro camino, que es por el que opta la mayor parte de ejecutivos de compañías que hacen estas cosas es simplemente quedarse callado y acatar aquello que le indican, habiendo dejado por sentado su desacuerdo. El problema con este segundo camino es que cuando el tema explote, que siempre va a explotar porque nada se puede ocultar eternamente, ese ejecutivo también acabará manchado. No es una decisión fácil. Los temas éticos son complicados. Acabo de publicar otro artículo que también tiene que ver con esto: KPI: Destruir la marca. Hago referencia a Volkswagen, Mitsubishi, Takata, y al cartel de los pañales. Todas decisiones de corto plazo, en las que estuvo involucrada la plana mayor de todas estas compañías y que acabaron destruyendo su imagen y perdiendo capitalización en el mercado. Estamos en un mundo corporativo que solo está mirando el corto plazo. Gracias por tu comentario.
22 mayo, 2016 at 10:48 pm
Un muy buen artículo que deja mucho para pensar. Creo que hay una tercera opción…sobre todo cuando tienes posiciones de mayor responsabilidad..que te permiten hacerlo. Es meterle mucha energía y desde adentro, buscando gente dentro de la organización que piense como uno, creando círculos virtuosos….. una empresa es más que sus accionistas, gerentes o directores….. Por lo menos es dar la lucha…a veces funciona y otras pues…te queda la sensación de que lo intentaste.
78% de tolerancia a la corrupción es algo chocante para un país que pierde oportunidades año tras año.
23 mayo, 2016 at 11:07 am
Coincido Lucy, por eso creo que hay que hablar y decir lo que uno piensa para tener esa sensación de que lo intentamos. En mi opinión uno debe tener tolerancia 0 a la corrupción. Acabo de postear otro artículo en Linkedin sobre el KPI, y la destrucción de las marcas. Saludos
23 mayo, 2016 at 6:43 pm