No prendas la computadora al llegar a la oficina

A menos que usted trabaje como controlador aéreo, lo peor que puede hacer en la mañana llegando a su oficina es prender su computadora. Creo que este es uno de los consejos que los participantes en nuestros talleres de administración del tiempo valoran más.

Todas las noches de niño, veía como mi madre se sentaba en la cama con su libreta y lapicero, tachaba lo que había hecho, y apuntaba lo que iba a hacer al día siguiente.

Sin duda, muchos de nosotros tenemos algún sistema para llevar el control de nuestras tareas, sea en Outlook, o en alguna aplicación conectada a nuestro celular y computadora. Esto está muy bien, pero no es a lo que nos referimos, es indudable que muchos de nosotros(as) llevamos algún record de los pendientes, de lo contrario no podríamos sobrevivir.

A lo que nos estamos refiriendo acá, es a pensar antes de prender la computadora. Todos(as) saben que no bien la prendes, a la máquina le salen dos brazos peludos que te cogen de la cabeza y no te sueltan hasta haber satisfecho su necesidad (que contestes tus emails).

Piensen, qué pasaría si en vez de prender la computadora, sacan una hoja de papel y un lapicero y se preguntan: ¿Cuáles son las tres cosas que puedo hacer hoy, en las que le generaría más valor a la empresa? Esa lista de tres cosas la mantienes a la vista en tu escritorio, y te comprometes a cumplirla, junto con contestar las llamadas, emails, y demás tareas diarias, que es lo que llamamos las tareas de rutina que están en la descripción de tu puesto de trabajo.

Si tú y todos en tu equipo hicieran esto, notarías un cambio radical en tu unidad.

Si además, empiezas el día uno y le pides a todos que te pasen sus listas y las vuelcas a un documento, te darás cuenta que esa es la lista de las cosas que deberíamos estar haciendo, porque con seguridad va a ser una lista de los “no urgentes – importantes”.

Es decir, revisión de procesos, modificación de formularios, revisión de estadística de ventas, llamada a clientes para fortalecer la relación, pasar más tiempo con el equipo, diseño de nuevos productos, etc.

Recuerda, estar sentado frente a la computadora contestando o enviando emails es simplemente hacer lo rutinario, y está en tus manos romper esa rutina.

Piensa: ¿si tú fueras el dueño de la empresa en la que trabajas, qué te gustaría que tú como colaborador estés haciendo? – ¿Te contrataron para enviar y recibir emails? – ¿Es eso todo lo que le puedes dar a tu empresa?

Este es el primero de otros artículos que estaremos levantando sobre administración “del tiempo”, que en realidad no es más que “administración de uno(a) mismo(a)”.

Eduardo Moane

Mar, 22, 2016

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